domingo, 10 de junio de 2012

Rescate o Desnudo Europeo


Al escuchar anoche la confirmación del rescate de la banca española, inmediatente quise buscar análisis rigurosos, contrastar opiniones sobre qué es lo que se cuece en este hervidero que llamamos España y Europa.



Esperando el Rescate
 Las redes sociales y los periódicos digitales son una muestra representativa de esta realidad. Pero la imagen del escalofrio que nos recorre el cuerpo ha sido tomada por el sector blogero de forma certera, en este caso, lasblogenpunto.blogspot.com.



 


El contrapunto: que esta precipitación de hechos coincidiera con la marcha en bici que recorría ayer las calles de Madrid bajo el lema "nos sentimos desnudos ante la ausencia de protecciòn".

En todo caso, si bien la hoja de ruta marcada para España destaca por la rebaja en los sistemas de condicionalidad a nuestra política económica soberana, a nadie se le escapa la delgada línea roja que subyace a este proceso: la presencia de la sombra de algunos hombres de negro. Máxime, cuando todavía quedan pendientes de conocer los detalles de los mecanismos que definitivamente van a articular la canalización del bailout al gobierno español: la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF), el llamado fondo de rescate temporal, cuya vigencia se extiende hasta mediados de 2013, o el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), el fondo de rescate permanente fijado a través de un Tratado por los países miembros del euro, cuya  entrada en vigor está prevista para el 1 de julio, aunque es probable que se retrase al 9 de julio ya que de momento solo ha sido ratificado por cuatro Estados. 

De particular interés por su centralidad en el debate público, son estos dos informes elaborados por Real Instituto Elcano de forma previa a la operación puesta en marcha que ahora comparto. El primero de ellos dedicado a explicitar las razones de economia politica que nos llevan a afirmar que el rescate a la española necesariamente se debía limitar al sector bancario. Y el segundo, reabriendo el dilema de la Europa a dos velocidades y la necesidad de apartar los sentimientos intergubernamentales en la arena europea, para avanzar en un proyecto politico de gobernanza europea.





Por todo lo anterior,  y aunque normalmente se suele afirmar que después de la tormenta viene la calma,  en esta ocasión sólo el  MoU podrá definitivamente despejar el diluvio desatado. Otra cosa bien distinta es que se esté vislumbrando un  horizonte en el proyecto de Unión Europea, donde los elementos federalizantes parece que se sitúan  un paso por delante frente a las aproximaciones de tipo funcionalista en este juego de estrategia.